EL RINCÓN FAVORITO DE ANTONIO

La Ermita de San Miguel

Uno de mis primeros contactos con la esencia de Navalagamella fue la primera vez que viví la Romería de San Miguel.

Aunque ya había visitado el pueblo varias veces, no fue hasta un domingo de un mes de mayo en el que pude vivir en primera persona una de las tradiciones más antiguas de Navalagamella y sus gentes.

Varios años después, puedo decir que no he faltado a la cita ni una vez desde aquella primera, y que lo hago cada año portando orgulloso la medalla de la Hermandad de San Miguel.

Si he elegido este como mi lugar favorito, es porque todo el pueblo se une entorno al Santo para celebrar este día tan especial. Los problemas, rencillas, ideologías… Nada de eso cabe por el arco de la puerta de la Ermita.

Por un momento, Navalagamella es lo que debería ser siempre, un pueblo unido defendiendo lo suyo: sus raíces.

Antonio H.B.

Fotografía de Elisa J. González